PROYECTO PASTORAL
"MARISTAS CON ESPERANZA"
Como San Marcelino, confiados en Dios y en la protección maternal de María, con espíritu de fidelidad creativa:
- Miramos nuestra realidad, con audacia y esperanza
- Optamos por la vida, desde nuestra espiritualidad:
- Hermanos y laicos maristas seguimos a Jesús y su Evangelio, al estilo de María.
- Desde una experiencia de fraternidad marista:
- Reconocemos nuestro amor por Jesús, la fuente que alimenta nuestro caminar, creciendo como comunidad hasta llegar a ser “intensamente espirituales y profundamente humanos” como Marcelino Champagnat.
- Desde la misión:
- Respondemos a las necesidades de los niños y los jóvenes y trabajamos por una calidad educativa y evangelizadora.
- Hermanos y laicos vivimos procesos de formación espiritual y profesional que revitalizan nuestra misión. Estamos atentos a la fuerza educativa y evangelizadora de nuestra obra, con una clara preferencia por los niños y jóvenes más desfavorecidos, mediante una mayor presencia y un mayor compromiso con ellos.
A partir de nuestra realidad, nos proponemos avanzar juntos hacia el logro de este Proyecto durante los próximos tres años…
1. Planteo de la realidad:
El mundo de hoy nos presenta a través de cambios vertiginosos, una situación de desconcierto e incertidumbre general. Esta sociedad en permanente transformación plantea nuevas demandas que requieren la comprensión del cambio. La Pastoral general no es ajena a este planteo.
Una sociedad mendocina a la que no escapa nuestro colegio, con creciente secularización. Por esto, queremos transitar nuevos y grandes desafíos:
- Consolidar la identidad y el trabajo del Equipo de Pastoral institucional.
- Motivar a un discernimiento comunitario de nuestras prácticas pastorales.
- Continuar los procesos que se han ido llevando a cabo desde Pastoral General, la Escolar y Pastoral Juvenil.
- Consolidar la compaginación de estrategias y aprendizajes catequísticos con los distintos Niveles del Colegio.
- Acompañar, especialmente, los procesos de vida de los alumnos de los Quintos Años, favoreciendo su inserción como futuros exalumnos de la institución.
2. Fundamentación:
Nuestro Plan Trienal de Pastoral quiere poner la mirada en las recientes orientaciones de nuestros obispos en la V Conferencia de Aparecida y rescatar los ideales de la educación Marista. Tomamos como metodología pastoral el ver/juzgar/actuar; es decir, orientamos la mirada de los discípulos misioneros sobre la realidad que nos rodea y así sembrar en ella semillas de esperanza. En el fondo está la convicción de que necesitamos avivar una pastoral de la mirada: mirada de discípulos, que progresivamente van haciendo propios, en un camino vivo de encuentro, los “ojos” de Jesús para mirar de una manera nueva a Dios (Padre) y a las personas (hermanos); y mirada de misioneros, enviados a “evangelizar al mundo desde dentro” como le gustaba repetir a Pablo VI.
Ante los desafíos del Tercer Milenio, tenemos como Escuela Católica, una labor importantísima, no sólo como evangelizadores y trasmisores de la cultura, sino también como espacio inclusivo en un mundo que excluye, aísla y segrega. Estas son realidades que nos interpelan y, por qué no, en más de una oportunidad nos preocupan. Pero, también tenemos una certeza: la Escuela Católica no ha perdido actualidad, está llamada a ser un espacio de pastoral, de formación integral, de evangelización, de comunicación de la fe.
Aparecida nos dice: “está llamada a transformarse ante todo, en lugar privilegiado de formación y promoción integral, mediante la asimilación sistemática y crítica de la cultura, cosa que logra mediante un encuentro vivo y vital con el patrimonio cultural. Esto supone que tal encuentro se realice en la Escuela en forma de elaboración, es decir, confrontando e insertando los valores perennes en el contexto actual. En realidad, la cultura para ser educativa debe insertarse en los problemas del tiempo en el que se desarrolla la vida del joven. De esta manera las distintas disciplinas han de presentar no sólo un saber por adquirir, sino también valores por asimilar, y verdades por descubrir”. DA 330
La acción evangelizadora surge del mandato apostólico de Jesús y de la experiencia de fe de la Iglesia. Por eso... creemos necesaria... la explicitación de fe acerca del Dios en el que creemos y queremos anunciar y de la utopía sobre la Iglesia y el proyecto de hombre y de sociedad que se quiere construir a partir del Evangelio. (MDPMarista – Introducción).
La Iglesia está llamada a promover una educación centrada en la persona humana que es capaz de vivir en comunidad, aportando lo suyo para su bien… Para ello necesitamos una pastoral de la educación dinámica y que acompañe los procesos educativos, que sea voz que legitime y salvaguarde la libertad de educación ante el Estado y el derecho a una educación de calidad de los más desposeídos.(Ap. 334).
“La Iglesia que peregrina en Mendoza, más atenta a la Palabra de Dios y a la situación actual, confiando en la fuerza del Espíritu quiere crecer en la experiencia de Jesús Vivo, renovando su fe en Él y creyendo en su Palabra, celebrando sus misterios, viviendo según el Evangelio y orando al Padre en su mismo Espíritu.” (Plan Diocesano de Pastoral).
El desafío de la nueva evangelización nos coloca como educadores maristas en una coyuntura desafiante, evangelizamos educando y lo hacemos fundamentalmente brindando testimonio de vida. El factor principal de la educación evangelizadora es el educador.
Las características particulares de nuestro estilo educativo son: presencia, sencillez, espíritu de familia, amor al trabajo y seguir el modelo de María. Intentamos adoptar estas actitudes como forma de inculturar el Evangelio (MEM 98).
Sostenidos por la fe y el ejemplo de san Marcelino y los primeros hermanos, la espiritualidad marista nos impulsa a movernos hacia horizontes inexplorados:
– Como Marcelino, que salía en busca de los pobres Montagne de su época, nosotros nos empeñamos en ser efectivos educadores de la fe en nuestro tiempo. Abrimos nuevos caminos que permitan a los jóvenes ser transformados por la experiencia de conocer y amar a Jesús.
– Como Marcelino, que recorría los caseríos de los montes del Pilat, nosotros nos aprestamos a llevar el regalo de la educación y la presencia marista a lugares y situaciones que quizá nos exijan abandonar toda seguridad e incluso arriesgar nuestras vidas. (AR 115).
3. Objetivo General:
Nuestra Pastoral tiene como único fin y primordial la evangelización para conseguir que el Reino de Dios sea una realidad.
Por ello intentamos desarrollar:
- La capacidad de conocer la propia fe y saber dar razón de la misma.
- La capacidad de descubrir los valores del Evangelio e irlos incluyendo en el propio proyecto de vida.
- La capacidad de vivir la propia fe dentro de una Comunidad cristiana.
- La capacidad de orar y celebrar la fe y, de esa manera, comprometerse en la transformación evangélica de la realidad.
Para ello intentaremos:
- Suscitar y educar en una fe personal y vivencial.
- Dar a conocer el mensaje de salvación y motivar la vivencia de los valores del Reino.
- Hacerles descubrir la llamada de la fe como anuncio gozoso para sus vidas.
- Ofrecer la posibilidad de una vivencia cristiana, personal y comunitaria de encuentro con Jesucristo al servicio a los hombres.
- Orientar todas las actuaciones educativas y pastorales a la evangelización.
- Fomentar la coherencia de vida para llegar a hacer una síntesis entre fe, cultura y vida.